-¡¡¡¡ANIMAL!!! ¿Cómo dices? ¡¡¡Te dije que la cuidaras bien!!! –le gritó histérica Laura a Osvaldo.
-Pero si no es mi culpa, ya te dije, se fue, no sé a donde. Además ¡yo no soy niñero de nadie! Allá tú amiga si quiere andar corriendo peligros por las calles. En todo caso no debe andar desprotegida, se llevó el arma que traía.
-¡¡¡Ah!!! ¿Y ahora que hago?
-¿Qué ibas a hacer?
-Nada, nada…. Ya, adiós…
-Oye…espérate.
-No puedo, tengo que colgar y si te preguntan por mi estoy donde Fabi ¿Escuchaste?
-Si, si… pero lo que sea que vayas a hacer… ten cuidado.
-Si, gracias…adiós –Laura colgó nerviosa.
-Mmm… ¿ahora si que tenemos perdida a la española? –preguntó Matías.
-Nada que ver…
-Pues piensa luego, no tengo todo el día.
Laura iba a decirle unas cuantas cositas cuando de pronto se escucharon el sonido de unas lleves que habrían la puerta principal y una voz que llamó a Matías.
-¿Daniel de nuevo? –susurró Laura y salió velozmente en dirección a la puerta.
-¡Espera! –trató de detenerle Matías, pero ya era tarde. Laura abrió la puerta antes de que Daniel lo hiciera y lo enfrentó con una cara muy fiera.
-¡¿Qué?! –alcanzó a decir él, antes de que Matías se precipitara entre los dos y los arrastrara hacia dentro.
Laura se zafó rápidamente de la mano que le sujetaba el antebrazo. No quería que ninguno de los dos la tocara, y menos ahora que sabía que su vida corría peligro por culpa de su Dani, justo a mí… pensó con tristeza. Matías cerró la puerta y los quedó mirando a ambos. Daniel al contrario, tenía la cara congestionada de remordimiento. Se notaba a leguas que no sabía dónde esconderse.
-Quiero que me expliquen… AHORA.
-¡Shsstt! –la callaron ambos. Laura no hizo ningún gesto y levantó una ceja –sigo esperando.
-Laura, yo… -comenzó a decir Daniel, pero antes de que pudiera seguir sonó el celular de Matías.
-¿Qué pasa? –preguntó malhumorado porque le habían interrumpido. Laura notó que Matías miraba rápidamente a Daniel y la comisura de su boca se curvaba en una mueca –Sí, lo entiendo.
Y colgó con la cara echa la frustración misma.
-No nos dan más tiempo, Daniel. La quieren ahora.
Laura notó que ambos se ponían rígidos de repente. No sabía qué hacer, qué decir. Además a Osvaldo se le había escapado. Por un lado quería proteger a su amiga, pero por otro también quería que no le pasara nada a su Dani. Estrujó su cerebro tratando de encontrar una solución pero el futuro para ella se veía negro, negro. De pronto encontró una luz, algo que por el momento podía ayudar a su Dani. Ahora bien, el problema radicaba en si esos dos le harían caso. Pero no perdía nada con intentarlo. Aclarándose la garganta se acercó a los dos que yacían con la visión nublada por el infortunio.
-Creo que…
-Laura silencio –le espetó Daniel –estamos pensando.
-Pero…
-Arrestra ragazza. Estamos tratando de encontrar una solución.
-¿Me podrían escuchar el par de jetones?
Los dos la quedaron mirando. Y ambos fruncieron el cejo.
-A ver, ragazza, la cosa es bien simple. Tú te callas, o morimos todos.
-No, LOL. La cosa es así –Laura se acercó a ambos y les sonrió. – Ustedes me seudo secuestraron ¿no? No los voy a perdonar jamás, y menos a este negro que tengo al lado –Laura oyó un gemido de parte de Daniel. Le importó un bledo –Pero los tres estamos en peligro.
-No, Laura tú no… -comenzó a decir Daniel, pero Laura lo miró con fuego en los ojos y él se calló.
-He pensado que a lo mejor ustedes, no sé, podrían escaparse o algo así. Más que mal esta porquería de sociedad es bastante trucha y oscura, les haría bien alejarse de ella. Como lo hizo Estheffi.
Laura se quedó esperando la respuesta cuado oyó que ambos comenzaban a reírse a carcajadas. Cruzó los brazos sobre su pecho y se amurró. Los chicos se rieron más. Le dio rabia, mínimo que la respetaran, si la idea era tan mala primero se lo hubieran dicho y luego se hubieran burlado de ella.
-¡Ya paren! –pidió subiendo la voz. Los dos le taparon la boca rápidamente.
-¡¡Shhstt!! –la calló Matías.
-Silencio, preciosa. –le ordenó Daniel.
Laura entrecerró los ojos y asintió para que la dejaran por lo menos respirar.
-Pero… ¿Por qué se ríen? –preguntó ella casi hablando normal.
-Es que tu petición es demasiado utópica ragazza, no se puede.
-Además ninguno de nosotros está dispuesto a dejar la sociedad. Los costos son demasiado altos. –Le explicó Daniel.
-Ah, ¿Y prefieren morir antes?
-Es he allí el problema, la dejemos o no la dejemos, moriremos igual.
Laura miró a Daniel confundida. Morir igual… ¿por qué tan dramático? Si la suposición que había echo ella era metafórica porque no le cabía en la cabeza que alguien como Daniel pudiera morir. Tragó saliva.
-So… -dijo en inglés. Daniel la fulminó con la mirada porque no conocía nada de inglés. -¿Qué? Si este perturbado puede hablar en italiano yo también puedo hacer un tanto. Es justo ¿a que sí? –preguntó mirando a Matías. El aludido se levantó de hombros y le sonrió.
-Qualunque cosa si desidera, ragazza. –Laura bufó porque no había entendido ni jota pero sacudiendo la cabeza volvió al meollo del asunto.
-Ya pues, ¿qué pretenden hacer? –exigió saber. Daniel comenzó a mirar un cuadro que estaba justo encima de la cabeza de Laura. Matías sólo chasqueó la lengua.
Pasaron así más o menos unos 10 minutos hasta que un fuerte golpe en la puerta los sobresaltó a los tres.
-¡Matías! ¿Estás ahí? –preguntó alguien. Y por el tono de voz empleado, Laura supo que no era nada amigable.
El Otro Lado. Parte 2.
Hace 16 años
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