-¡Detente! –gritó Laura.
Daniel aminoró la marcha pero no paró el Mustang.
-¿Qué pasa ahora?
-Osvaldo –fue lo único que dijo.
Abrió la puerta del auto y trató de bajarse.
-¿Puedes parar el auto?
-No vas a bajarte.
-¿Qué? ¿Me vas a secuestrar de nuevo?
Daniel se encogió y frenó. Laura soltó el cinturón de seguridad y se bajó del Cobra. Matías profirió un silbido.
-Esta ragazza es de armas tomar.
-Cállate.
Laura saltó fuera del auto y corrió para alcanzar a Osvaldo.
Las instalaciones de la S.S.J. quedaban más o menos cerca de la Universidad de Antofagasta. Nunca hubiera creído que era tan lejos de no ser por que lo había visto con sus propios ojos. Es que cuando la llevaban ahí no quería fijarse en el camino. Pero ahora habían pasado justo por fuera de la UCN por lo que cuando vio la silueta de su amigo no dudó en ir a buscarlo.
-¿Qué pretende? –preguntó Daniel para sí mismo.
-¿Celoso? –inquirió divertido Matías. Daniel estuvo a punto de golpearlo pero se contuvo. No iba a pelearse con su único aliado. En cambio le mandó una mirada fiera, Matías sonrió. –Sólo decía.
-¡Osvaldo! –gritó ella.
El aludido se dio media vuelta y ladeó la cabeza sin comprender qué hacía Laura ahí.
-¿Pasó algo?
-Nos vamos –le dijo ella y lo tomó de la mano conduciéndolo al Cobra.
-Para, para, para –le dijo él. Laura se detuvo y se volvió hacia él.
-Si no vienes conmigo, puede que nunca más me veas.
Osvaldo frunció tanto el entrecejo que sus cejas se juntaron.
-¿Cómo tan así?
-Acompáñame.
Osvaldo la siguió soltando un silbido cuando ella se detuvo frente al Mustang.
-¿Y de dónde sacaste este?
-Súbete por favor y guarda silencio hasta que estemos a salvo. –Ella se agachó hasta quedar frente a la ventana del copiloto –Matías hazte a un lado que se va a sentar ahí.
-Pero Laura, ¿qué estas haciendo? –preguntó Daniel con un notorio tono de alarma en la voz.
-Me cuido mi pellejo, ya no confío en ustedes por lo que traje a mi seguro. Ya Osvaldo, entra.
Laura abrió la puerta delantera y tiró del asiento hacia a delante para que el enorme de su amigo pudiera pasar.
-Te podrías haber buscado un seguro más pequeño, mamma mia, esto es un gigante –señaló Matías alejándose lo más posible de Osvaldo.
Cuando ambos estuvieron cómodos detrás se miraron.
-¿Tú…? –inquirió Matías repentinamente fiero.
-¿Qué tal? –le preguntó Osvaldo recostándose cómodo en el asiento de cuero del Cobra. Laura se subió al auto y se dio la vuelta en el asiento para escuchar mejor.
-Abróchate el cinturón –le avisó Daniel. Pero Laura lo miró con una cara de “no me hables” y él se quedó callado.
-¿De dónde conoces al trastornado este? –le preguntó Laura a Osvaldo. Él levantó los hombros y le sonrió.
-Digamos que tenemos cosas en común…
-Contigo nunca –espetó Matías con rabia. Belén lo miró extrañada.
-¿De cuando tan serio? –se burló Belén. Matías la miró con odio y comenzó a mirar la ventana –Uy de cuando tan grave…
-Laura cállate mejor –le dijo Daniel. Osvaldo frunció el cejo.
-¿Por qué te hace callar? –inquirió insolente. Daniel lo miró por el espejo retrovisor.
-Hago lo que se me pega la gana en mí auto.
-Já, esa es buena. Este ni siquiera es tu auto. La S.S.J. te lo dio. No seas patudo.
Laura notó que Daniel apretaba el volante más fuerte de lo normal. Prefirió hacerle caso antes de ver a las personas que quería peleadas. Se dio la vuelta y abrochándose el cinturón le sonrió a Daniel para que supiera que se iba a comportar hasta llegar a la casa de su amiga.
-Oye Laura –la llamó Osvaldo.
-¿Hum? –preguntó ella sin mirarlo.
-¿Dónde se supone que me llevas?
-¿Tienes miedo? –inquirió con burla Daniel. Laura sacudió la cabeza y la giró lo más que pudo para hablarle a su amigo.
-A la casa de Ale.
-Ah –fue lo único que respondió él.
Laura le pegó en el hombro a Daniel.
-No seas antipático. Recuerda que estás en la pitilla conmigo. Ándate con cuidadito.
Daniel no le dijo nada, pero estuvo apunto. En cambio apretó el acelerador. Entre más rápido llegarán a la casa de la amiga de Laura más rápido él podría irse a pensar y planear las cosas con Matías.
No tenía idea de donde podría estar Estheffi y Laura no lo ayudaba así que la única manera de alejarla de esto y mantenerla a salvo era haciendo lo que ella quería. Ver a u amiga no le parecía mala idea aunque sí un poco rara. Verla a estas alturas del partido. Si Laura no quería involucrar a más gente lo mejor era no contarla a nadie lo que pasaba. Pero ella había insistido en que su amiga no sabía nada y ella no iba a hablara de nada. Laura tenía un raro brillo en los ojos y eso a Daniel le llamó la atención. Mejor me dejo de tanta tontera y me concentro en la carretera… se dijo. Y dejó el tema como terminado.
El Otro Lado. Parte 2.
Hace 16 años
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