domingo, mayo 03, 2009

Capítulo XIV.

Un golpe de la puerta y el sonido de unas llaves, devolvió a la realidad a Laura mientras buscaba alguna solución rápida a su problema. Le costó ponerse de pie, además de su mareo ahora se le sumaban las ganas de llorar, pero no por pena, al contrario, por la impotencia de no poder hacer nada, lo que hiciera tendría graves repercusiones, si no salía herida ella sí lo estaría su amiga Estheffi y si salía bien Estheffi, saldría muy mal ella. ¿Qué hago? Volvió rápidamente a la cama y se tapó con las frazadas hasta la cabeza, no quería hablar con nadie, menos con ese desquiciado, que al menor descuido la podía hacer desaparecer.
-Laura, levántate, ¿no pensaras estar todo el día en “mi cama”?
-No es tu problema, además tú me tienes secuestrada aquí, no yo.
-Pero podrías salir lo antes posible de aquí si cooperaras más conmigo, no soy malo si eso es lo que piensas…
-Já, -rió sarcástica. -No te preocupes que eso si me ha quedado claro… lo único que quieres hacer conmigo es charlar sobre el calentamiento global, muy interesante de tu parte
-Mira, no me voy a desgastar contigo, tú ya sabes lo que quiero, necesito información de tu amiguita, o esto va a terminar muy mal, tienes de plazo todo el día, después…
-¿Después qué?
-Después yo no me hago responsable de lo que el resto de la organización hará con ella cuando comiencen las búsquedas especiales, no son muy amables que digamos
Que no son amables... ¿eso significa que…?
-Habla claro ¿quieres?
-¡Uf!… Mira, en la organización a los rebeldes no se les trata muy bien, bueno en realidad no se les trata bien para nada… así que si no arreglamos este tema a mi manera, les dejaré el camino libre a los demás
-Y si tú la encuentras… ¿qué harás con ella?
-Mm… No he pensado en eso, pero te aseguro que no la voy a mandar exiliada… -Marías rió.
-Jajá… simpático. –Laura apenas y podía estar tranquila.
-En serio, -continuó él. -Si la encuentro primero que los demás seré bueno, muy bueno, tal vez la deje libre luego de que aclaremos bien las cosas, o… mm... no sé, llegaríamos a un acuerdo beneficioso con el jefe acerca de su futuro…¿sabes lo que pasa? Tengo muchas influencias con mis superiores, si les doy una idea de lo que deberían hacer con Estheffi lo más probable es que me hagan caso, nadie saldría muy mal parado, y los que fueron sus cómplices tampoco… -remarcó bien la ultima frase.
Osvaldo, ¡madre!
Laura se quedó pensativa un largo minuto y miró de reojo a Matías, no era difícil verlo, para nada, si es que no estuviera dando la hora por Daniel, tal vez ese Matías hubiera sido más de su agrado.
-¿Cómo puedo creer en lo que me dices? –inquirió ella.
-Lo único que puedes hacer es confiar en mí, no te queda otra alternativa –le dijo Matías mientras comenzaba a hacer sus ejercicios matutinos, como si la conversación no tuviera ninguna importancia.
-¿Qué pasa si no te ayudo? –quiso saber Laura ¿Tal vez el irresponsable, demente y sicópata de Daniel después de todo igual me rescataría o no?
-Mmm… ¿te gusta la nieve?
-¡¿Qué?!
-Bueno si a ti no te gusta no importa, pero Estheffi se tendría que acostumbrar. Dicen que en el norte de Rusia nieva mucho, -se recostó en el piso y comenzó a hacer abdominales. -Además del frío desgarrador y las dependencias de nuestra organización en ese lugar del mundo dejan mucho que desear, la gente que es mandada, bueno, mejor dicho, exiliada a la fuerza allá, no aguantan mucho. Hay que decirlo, Estheffi es muy bonita… No me gustaría que se desperdiciara con una pulmonía o tuberculosis… ¿y a ti? –su tono era de lo más normal, mientras seguía haciendo unos abdominales en el suelo. Se levantó repentinamente y puso su cara frente a frente de la de Laura mirándola fijamente –recuerda que Daniel es nuevo en esto, tengo mayor autoridad sobre él, y da por hecho de que no podrá hacer nada para evitar lo que ocurrirá si tu no me ayudas…
-¿Dón…de está el teléfo…no?
Matías sonrío y le palmeó la espalda.





En un descuido de Osvaldo, mientras éste iba a buscar su mochila para ir al delta, Estheffi sacó las llaves de la casa y salió rauda. Eduardo había decidido ayudarla, nuevamente. Y eso la mantenía más tranquila. Claro que apreciaba mucho la ayuda que le estaba brindando su amiga Laura y Osvaldo, pero no podía seguir metiéndolos a ellos en más problemas por su culpa. Las cosas se iban a agravar y los primeros sospechosos serían ellos. Era mejor que siguiera sola, o con la ayuda de aquellos que ya estaban metidos hasta el fondo, esos no tenían nada que perder.
Estaba esperando a Eduardo en una esquina, llevaba un polerón con un gorro que le cubría el rostro, la impaciencia y el nerviosismo la comenzaba a dominar, tenía miedo; la podían encontrar en cualquier momento. En ese instante dobló por una esquina el auto que estaba esperando, pero no venía solo.
-Entra rápido –le dijo la voz bajo unos vidrios polarizados, ella le hizo caso enseguida, ya había estado demasiado tiempo parada en esa esquina. Pero no se pudo sentar adelante como ella esperaba, ese lugar estaba ocupado por la amiga de la Laura, así que tuvo que subirse atrás. Estuvo todo en silencio un buen rato. Eduardo parecía enojado y apretaba fuertemente el volante.
-Lamento haberte llamado nuevamente… -le dijo Estheffi tratando de quebrar el hielo. Pero nadie le contestó nada, se fijó en la joven de adelante, ella también parecía algo molesta y miraba solamente hacia la ventana.
-¿Estás al tanto del último movimiento? –preguntó Eduardo, mientras se detenía en una luz roja.
-No, he estado desinformada desde que me di por perdida –él la miró por el espejo retrovisor con aires de querer reprenderla.
-Me vuelven a perseguir los mismos tipos de la otra vez, -le informó, -esos que contrató la S.S.J., y segundo, mi organización ya se hizo cargo del problema del contrabando en centro América, y ahora importantes personajes del bajo mundo han “desaparecido”, eso deja a ambos bandos en empate.
-La S.S.J. se había preparado casi todo el año para ese movimiento… deben estar de los nervios en estos momentos.
-Si, razón de sobra para desquitarse conmigo y de paso contigo por lo que acabas de hacer.
-No podía seguir Eduardo tú sabes que…
-Ya no importa, -la interrumpió él. –Ahora lo importante es acabar con toda esta tontería y rápido. ¿Quién más sabe lo tuyo? –inquirió serio.
-Laura y al parecer Osvaldo también, su amigo. Además de Daniel y Matías que ya me deben de estar buscando.
-Eso no es bueno, hay más gente involucrada…
-Y ahora también lo sabe… -Estheffi señaló a Ale con la cabeza. Eduardo hizo caso omiso a su comentario y siguió con la vista pegada en la carretera.
Llegaron nuevamente al departamento de Eduardo, cuando se bajaron Ale miró a Estheffi amablemente, tratando de guardarse el enojo.
-Te vas a tener que quedar aquí por un tiempo –le dijo Eduardo a Estheffi, a Ale le cambió la cara.
-¿Y después qué? –preguntó Estheffi.
-Pienso que lo mejor es sacarte a escondidas del país, eso déjamelo a mí –y dejándolas solas salió a hablar por teléfono a otra habitación. Antes de cerrar la puerta las miró de reojo en señal de: “mantengan la calma, las dos”
Ale estaba algo incómoda con la presencia de la española allí. Pero decidió hablarle.
-Y… ¿Cómo está Laura?
-¿Ah?... eh, bien, guay, eso creo… no me ha llamado –le contesto Estheffi algo extrañada por la repentina “buena onda”.
-Ah –Ale no encontraba ningún tema para seguir conversando.
-Y… -Estheffi no estaba segura de hacer esa pregunta -¿Tú eres la novia de Eduardo o algo así?
-¿Ah? - ¿por qué me pregunta esas cosas? qué desubicada… -Algo así –le dijo Ale reacia a hablar más del tema.
-Ah… -y ambas quedaron mirándose, más bien estudiándose, una a la otra, hasta que Eduardo llegó.
-Te vas a quedar en la última habitación, está por el pasillo, al fondo –le indicó Eduardo. Los tres se miraron entre ellos, él tosió - …Pude conseguir un vuelo para Marruecos. No es bueno que vayas a Europa ahora, allí es demasiado fácil moverse entre países.
-Eso sólo le tomará más tiempo encontrarme, al final lo conseguirán, sé demasiadas cosas que, tal vez, no es conveniente que alguien más se entere.
-Lo sé, -Eduardo asintió. -Por eso me contacté con un amigo y antes que él llegue es buena idea que tengas listo otro nombre… Estheffi García murió hace dos días en Puerto Rico en el último movimiento de la O.S.A.I. tratando de robar información que le fuera de ayuda a la S.S.J. …después de todo, morir como mártir no es tan malo… ¿cierto? –Eduardo sonrío y se la quedó mirando para ver si reaccionaba.
-….Cla…ro. El sueño de toda mi vida –le respondió Estheffi, aun confundida.
-Te puedes acomodar si quieres –le invitó él apuntándole el pasillo.
-Sí – respondió ella y se quedó mirando a ambos fijamente.
Ale se había quedado de una pieza después de escuchar el “plan”. Eduardo la tomó de la mano y la llevó a la habitación más lejana para hablar de lo ocurrido.

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