Daniel cerró el celular temblando. Ahora ya no sabía que iría a pasarle a Laura. Y jamás se perdonaría si no la volvía a ver. Guardó el teléfono en la guantera del Cobra y continuó con la mirada puesta en la aparente ambulancia, la cual, él lo sabía muy bien, era un vehículo de la D.T.A.
-Oye… -oyó que le hablaban.
Debería dejarla ir, a Laura no le gustaría que su amiga también estuviera puesta en peligro por mi culpa… se dijo. Iba a hacerlo, a aparcar rápidamente en alguna esquina en donde pasara locomoción colectiva, y partiría a salvar a Laura, pero al parecer la amiga de Laura no tenía la mínima intención de hacerse a un lado y dejar que él manejara las cosas como quería.
-Daniel –le habló en un tono que no dejaba dudas de que estaba completamente decidida a hacer lo que tuviera que hacer. –Yo tengo que ir contigo. Tengo que ver si Eduardo está bien, y Laura también. No vayas a pensar en dejarme a un lado. Por favor.
Daniel se quedó mirando cómo la carretera se iba tornando más concurrida a medida que se acercaban al centro de la ciudad para llegar al sur.
-¿Estás segura?
-No, pero es lo que debo hacer.
Daniel asintió sin mirarla.
Esta bien, cómo ella quisiera, si quería morir era su problema, pero que nadie, le dijera a él que no pensó en dejarla a salvo.
Y con la decisión en la cabeza apretó el acelerador a fondo para ir tras esa ambulancia.
Cuando Estheffi por fin entendió lo que le había pasado, ya estaba sentada en una silla, amarrada por los pies al suelo y con unos tres guardias cuidándola. Todo había pasado demasiado rápido, y lo que ella creía, era le perfecto plan de escape se había tornado un desastre total y ahora debía pagarlo con su vida como Matías le había dicho cuando le vino a hacer una visita.
-¿Así que escapándote? –le había dicho irónico. Estheffi no le respondió. Sabía muy bien que entre menos hablara, menos iba a poner en peligro a quienes la ayudaron. Pero Matías no era paciente. Casi le rompe la muñeca cuando se la dobló. -¡Contéstame!
Pero ella se mantuvo firme. No iba a delatar a Eduardo, a Osvaldo y menos a Laura, la cual la había ayudado siempre. Se aguantó las ganas de gritar como toda una valiente y no dijo nada de nada mientra veía como sus ojos se convertían en cascadas de lágrimas. Matías había salido furioso.
-Espérate y verás. No vas a ver la luz del sol nunca más… -Le dijo saliendo con un portazo de la habitación donde la tenían encerrada.
Sabía de sobra que la amenaza de Matías se cumpliría, porque no había forma de salir de allí. De primera, Eduardo creía que iba en vuelo tranquilo hacia Marruecos y en segunda Laura no sabía nada de nada. Tal vez sintiera algún presentimiento, pero nada más. Y tampoco quería que se involucrara. No, ya no salía de ahí con vida. Tal vez en una bolsa, como hacían con todos aquellos que morían allí, pero nada más.
Cerró sus ojos y deseó estar en casa. Tranquila, comiendo con su hermanita… pero ella no la volvería a ver. Tragó saliva. Ahora sí que estaba condenada de por vida.
Le dio sueño, estaba cansada y la posición en la que estaba no le ayudaba en nada. Tal vez debió haber escuchado a su amiga, compañera de la S.S.J. en España. Debió hacerle caso cuando ella le aconsejó salirse de la S.S.J. al saber que vendría a Chile. Pero ella no, nada de nada, oídos sordos y tomando el avión se vino sin más ni menos.
Cuánto se arrepentía…
Se quedó dormida. Y soñó. Soñó que caminaba por una ruta desconocida y oscura, ella sabía lo que quería encontrar pero aunque lo veía era incapaz de hablarle. Incapaz de pedirle ayuda, porque no quería que se involucrara más, ya no…
-Estheffi –le hablaba la persona. –Vamos que no hay tiempo.
Ella sabía de sobra que no había tiempo, pero no quería de ninguna manera que él se involucrara en esto. No ahora que las cosas ya no tenían remedio.
-Estheffi, vamos por favor… -rogó la persona.
Ella quiso poder hacerle caso pero no podía, estaba quieta en algún lugar, atada al suelo o algo parecido…
-¡Estheffi! –gritó la voz.
-Cállate idiota, -le reprendió otra femenina -¿quieres que nos descubran?
-Pero es que no se despierta… -se quejó la voz masculina.
-Habrá que golpearla no más… -señaló la otra.
-¡No!
-Eso, sigue gritando y estaremos como ella en cinco minutos más.
-Pero no al golpees…
-¿Cómo quieres despertarla entonces?
-Eh… a ver…
Estheffi antes de que cualquier cosa que le pasara, abrió los ojos. El sueño parecía demasiado real como para que fuera realmente un sueño, y cual no sería su sorpresa al ver a dos personas muy cerca de ella mirándola atentamente. Se enderezó rápidamente muy confundida.
-Jo… -fue lo único que pudo decir.
-Estheffi, ¿estás bien? –le preguntó Osvaldo.
-No. –Respondió ella.
Estaba muy confundida. Hubiera deseado que no fuera precisamente él quien la rescatara. Si no alguien con más experiencia en cosas como esas. Y para qué estamos con cosas si lo único que quería ella en esos momentos era que Eduardo estuviera allí para buscarla. Suspiró al ver la cara de Osvaldo que la miraba con mucha preocupación, tal vez Laura tuviera que ver con esto.
-¿Te hicieron algo chica? –le preguntó la persona que acompañaba a Osvaldo. A Estheffi le pareció conocida, pero no recordaba muy bien en dónde la había visto.
-Eh, bueno, no me han golpeado aún… -le respondió ella, Osvaldo abrió la boca para hablar, pero la otra chica no le dejó. La miró a los ojos.
-Vamos a sacarte de aquí –le dijo.
-¿Eh? O sea, no se puede, ¿acaso saben donde están metidos?
-Mira Estheffi, ella pertenecía a esto. –Habló Osvaldo. Estheffi lo miró.
-¿Cómo?
-Dejemos las historias para otro momento, -interrumpió la chica antes de que Osvaldo pudiera responder a lo que Estheffi había preguntado. –Quédate con que yo sé como salir de aquí.
-Nadie conoce este edificio. –Señaló Estheffi.
-Yo sí. –Respondió la chica muy confiada.
Estheffi miró a ambos pensando que tal vez siguiera soñando, lo que no creía ni por asomo, pues los veía y podía sentirlos. Pero no encontraba ninguna explicación al hecho de que ellos hubieran podido entrar a la sociedad y que estuvieran sanos y salvos en ella más encima para rescatarla.
-No, no entiendo… -dijo Estheffi luego de mirar cómo la chica le sacaba las cadenas de los pies.
-Laura... –dijo Osvaldo. Él iba a decir otra cosa más, pero la chica se enderezó y lo miró con reproche.
-No hay nada que explicar, al menos no ahora, no hay tiempo… -puntualizó la chica.
-Camila… -le dijo Osvaldo, -ella tiene que saber.
-Sí, lo sé, pero no ahora… a menos que la española quiera quedarse aquí, porque si es así tenemos hasta que decidan matarla para explicarle porqué decidimos rescatarla… -Camila se volvió a ella – Qué decides, ¿nos quedamos o nos vamos?
Estheffi se levantó un poco intimidad en la forma en que Camila le hablaba, notaba que si hubiera sido por ella no estarían aquí sacándola de la situación más peligrosa en la que hubiera estado en su vida.
-Nos vamos. –Dijo.
El Otro Lado. Parte 2.
Hace 16 años
.Amiga ya está mode on el blog de la Viki, espero pases,todos los dias actualizado!
ResponderEliminarTe quiero (L)