-¡Esthefi! –gritó Laura corriendo a saludarla.
La joven en cuestión era un poco más alta que ella de pelo castaño claro, con un corte bien moderno. Traía una maleta negra enorme y venía con ojeras. De seguro no había podido dormir nada. Laura la había conocido por msn meses antes, cuando quería saber de otras chicas interesadas en la saga de Crepúsculo.
-Eh… ¿Laura? –por toda respuesta recibió un abrazo de la interpelada que la dejó con los huesos estrujados.
-Ya ves, te vine a buscar.
-Pero…
-No te preocupes –le dijo Laura notando lo nerviosa que estaba su amiga-, él te vino a buscar.
Esthefi se fijó en Daniel que venía detrás de Laura.
-¿Pero cómo…? –comenzó a decir ella.
-No te alarmes –explicó Daniel-, ella sabe.
-¿Sabe…?
-Sí, lo averigüé solita. –Dijo satisfecha Laura.
-No pienses mal de mí, yo…
-Nada que ver. Debe gustarte para haberte metido ¿no?
-Es que mola mucho. –le respondió con una sonrisa de disculpas.
-Y ya ves, este es mi acento.
-Y este el mío.
-¿Podrían dejar su importante plática para más tarde? Tenemos cosas que hacer. –Daniel miró a Esthefi y esta asintió. Laura arrugó la cara.
-No se vale. –dijo molesta.
-Laura…-le reprendió Daniel-, ya habíamos hablado de esto.
-Sí, sí, vale.
-Te prometo que te la llevo apenas estemos desocupados. –Le prometió él guiñándole un ojo.
-¿De verdad? –preguntaron ambas. Laura miró a Esthefi confusa. No entendía porqué ella estaba tan entusiasmada si podía hacer lo que quería.
-Es que no vengo a divertirme –confesó avergonzada.
-Estoy a cargo, yo mando. –señaló Daniel con una sonrisa de suficiencia.
-¡Ay! ¡Que me hace mucha ilu!
Laura la abrazó y Daniel sonrió confundido por las expresiones españolas que usaba Esthefi.
-Vamos.
-Vamos –convino Laura.
Los tres se fueron conversando hacia donde estaba aparcado el Mustang.
El auto no estaba solo.
El Mustang de Daniel brillaba impresionantemente, no había un auto mejor en el estacionamiento del aeropuerto, pero una sombra detrás del auto alarmó a Laura.
-Daniel… –le dijo Laura con tono de preocupación.
-Ya me di cuanta, quiero que las dos se mantengan al margen, vuelvo al tiro – y caminó hasta donde se encontraba aquel individuo.
-Matías ¿qué haces aquí? -inquirió Daniel.
-Vengo a comprobar que todo este bien, y a comunicarte que el operativo sufrió modificaciones.
-¿Cómo? – dijo casi enfurecido.
Laura y Esthefi esperaban juntas casi a tres metros, Daniel no quería que se metieran, y eso implicaba mantener una conversación secreta.
Daniel llegó quince minutos después.
-Esthefi, hay cambios, ¿Te acuerdas de GX21?
-Claro, si lo vine repasando en el avión todo el viaje….
-Pues ese ya no nos sirve, ahora es 44A
-¿Cómo? ¡No os pueden hacer eso! Vosotros habéis hecho un trato conmigo.
-No son ideas mías, son cosas que sobrepasan mi cargo, debes acatarlas, a mi también me golpearon. Nos queda poco tiempo y mucho que planear.
Laura estaba más perdida que el teniente Bello (frase que hace alusión al Teniente Bello que se perdió en los Andes), no entendía nada de las claves y cosas extrañas con que Daniel y Esthefi se comunicaban, quería saberlo y ahora.
-Oye, ya pues, ¿no me van a decir al menos una cosita? Me perece como si estuvieran hablando chino.
-No podemos – dijo Daniel - ya te dije como es que esto funciona. No quiero causar más problemas a ti ni a nadie, creo que es mucho ya lo que sabes, no sé si esta bien.
Laura resignada, decidió comenzar a hacer oídos sordos a las extrañas conversaciones entre Esthefi y él. No quería que su Daniel perdiera la paciencia con ella, no vaya a ser que se enojara y la dejara completamente al lado de todo. Al menos aunque no supiera mucho, podía estar a su lado, eso era lo que realmente le importaba.
-¿No has sabido de Eduardo? – preguntó Esthefi.
-Más de lo que esperaba –le contestó él sin mucho ánimo.
-¿No me gusto tu tono, a qué te refieres?
-Lo que quiero decir, es que esta muy cerca de nosotros, demasiado. Eso no me gusta. He estado alerta todo este tiempo.
-Pues de seguro que él también lo ha estado. Lo conozco lo suficiente como para saber que no se quedará de brazos cruzados, sé que hoy también lo encontraremos.
-¿Cómo? -exclamó Laura. -¿Qué tu también conoces a Eduardo?
-¡Ah! Claro, -Estheffi la miró. -¿Que no te ha contado Daniel que…?
-Nada que debas saber –dijo fuertemente Daniel para hacer callar a Esthefi.
-¿Pero cómo? –siguió indagando Laura. –A ver Daniel, te voy a decir una sola cosa…. –comenzó a decir Laura a punto de enojarse, le disgustaba que interrumpieran sus conversaciones. Los tres caminaron al auto, se subieron y partieron rápidamente, el tiempo era poco y ya estaban atrasados.
-Laura, te lo voy a decir igual aunque Daniel no quiera, -comenzó a contarle Estheffi. –No es nada grave, lo que pasa es que es exagerado.
Como si no lo supiera, pensó Laura.
-Pasa que él y yo estuvimos saliendo hace un año.
-¿¡Eh!? ¡No te lo puedo creer! – Laura era siempre muy exagerada. Daniel puso los ojos en blanco. -¿Cómo no me lo contaste antes?
-No tenía idea que estaba tan cerca de vosotros. Él siempre es así esta en los lugares que uno nunca espera –su rostro demostró una leve angustia.
-¿Y porque rompieron? –el auto iba a tanta velocidad que ni siquiera podían conversar bien.
-Porque…
-Ya es suficiente por hoy –dijo Daniel –habrá más tiempo después.
-¡Uh! ¡Que eres pesado animal! –refunfuñó Laura.
-Una pregunta más, sólo una… ¿aún lo quieres?
-Es difícil despegarse de una persona como él. –admitió Estheffi. Su mirada parecía ausente.
Laura no quiso seguir con el interrogatorio, era obvio que para Estheffi el tema aún no estaba cerrado. ¿Qué diría Ale si supiera esto?
-Sé lo que estas pensando –le dijo Daniel a Laura –y tienes estrictamente prohibido hacerlo.
-¡Ah! Animal, si eso no era… - Laura escondió el sonrojo de sus mejillas. –Además no eres adivino. ¿En qué estaba pensando a ver?
-No es necesario que te lo diga, con esos ojos que pusiste lo supe enseguida. -Daniel hizo cambio de velocidad –Te recuerdo no puedes hacerlo. Eso aumentaría los problemas y lo que menos necesitamos es que las cosas se compliquen ya están demasiado difíciles.
-¿A qué hora en el Casino? – preguntó Estheffi.
-A las diez, pero primero en el Banco.
-Mm... Ya entendí –dijo Estheffi entusiasmada.
El Otro Lado. Parte 2.
Hace 16 años
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