lunes, abril 27, 2009

Capítulo XII. Parte 2.

Osvaldo guió a Estheffi a una habitación de huéspedes al fondo de un pasillo.
-Puedes acomodarte aquí... –le señaló. -No es muy “lujoso”, pero ¿será solo por un par de días no es cierto?
-Claro, no tienes porqué preocuparte, donde tenga una cama voy a estar bien… pero, ¿Y tus padres? ¿Qué te dirán?
-Nada… -Osvaldo desvió la mirada. -Fueron de viaje esta mañana, estoy solo con mi hermano y a él… Demás que le invento algo rápido, no le cuesta creer mis mentiras.
-Guay –dijo Estheffi sin muchos ánimos.
Osvaldo fue a living rápidamente para hablar con Laura antes de que se fuera.
-¡Oye! Laura espera… -ella se volvió con la mano en el picaporte.
-Dime.
-¿Sabes? –le dijo apoyándose en la pared. -Este problema puede llegar demasiado lejos, ¿porqué mejor, ya sabes, no te mantienes al margen?
-¿Ya?… -Laura dejó el picaporte de la puerta y se colocó frente a él. -¿De cuando tú eres el hermano mayor? Sóplame este ojo, a ti te pasa algo, ya cuéntame –le exigió. Osvaldo se rió nervioso.
-No, no nada… -se rascó la cabeza. –Es sólo que… tú sabes tanto como yo que estas cosas siempre terminan mal, la organización no se va a quedar cruzada de brazos sabiendo que tienen una “prófuga” con información importante. Es solo cuestión de una cuenta regresiva y estoy seguro que alguien va a terminar muy mal herido… -sus ojos reflejaban miedo e inseguridad, Laura lo observaba callada, como nunca.
-Bueno….mira, -le dijo dispuesta a contarle lo que de verdad sentía. -Lo que pasa es que por más que trate de mantenerme al margen siempre hay algo que me empuja nuevamente a estar en esto. Es simple, tengo a Estheffi, no la puedo abandonar, es mi amiga. Te tengo a ti… y no me digas que tú no sabes a cerca de la SSJ lo mismo que yo, porque no te creo, también corres peligro de cierta manera… y lo tengo a él… -le costó pronunciar aquella oración. –No sé, es que me preocupa tanto su seguridad, y me choca no saber a ciencia cierta en lo que anda metido, si me despego de su lado mi estado emocional emporraría notablemente, no podría vivir tranquila sin saber sus próximos movimientos. Verás, prefiero estar con el aunque sea en el conocimiento de sus planes y sus cosas a no entender su mundo y alejarme de él para quedarme inserta en la más terrible agonía… ¿entiendes? No está en mis manos –Osvaldo se quedó de una pieza y suspiró lentamente, casi como si hubiera perdido una batalla.
-Ya me lo pensaba… -su mirada se perdió en dirección a la cocina. –Si es así, es mejor que te cuides, -la volvió a mirar. -Camila no salió muy bien parada de todo esto…no quiero que te pase lo mismo.
-Sí, si sé… -Laura le hizo un gesto displicente con la mano. -No me va a pasar nada… de veras –se despidió de él con un beso en la mejilla – ¡Ah! y acuérdate de alimentarla bien, no vaya a ser que llegue yo y este toda desnutrida la pobre niña.
-Si, si… además no creo que coma más que yo, -ambos se rieron. -Así que… no te preocupes, una vez vi en un programa que las españolas comen muy poco, son bien ahorrativas –Osvaldo quería hacer un chiste pero no le salió, Laura se lo quedó mirando.
-Eh…ya. Osvaldo, entonces nos estamos viendo.
-Oye, oye… ¿te acuerdas que me habías contado que tenías una amiga que conocía a ese Eduardo?
¿Se lo había contado…? ¿O… me está inventando? ¿Cómo puede él saber esas cosas?
-Yo no te he contado nada –dijo ella. Le inspeccionó la mirada tratando de encontrar una señal que lo delatara en su mentira.
-Mira eso no importa, el punto es que dile que también trate de mantenerse al margen, la situación no se ve bien, yo sé por qué te lo digo.
-A ver Osvaldo, últimamente tú estás sabiendo muchas “cosas”…. ¿qué es lo que ocurre en verdad? Me estas ocultando algo... lo sé.
-Nada, nada, solamente hazme caso.
-Mm... No me convences animal. Te tienes guardado algo y no lo quieres soltar, mira si piensas…
-¡Ay Laura! ¡Cómo te gusta arruinarlo todo con tus preguntas! La cosa es muy simple, y te lo voy a decir de una, -Osvaldo se acercó a su amiga hasta quedar a su altura. -Lo que pasa es que Camila antes de que se saliera de la SSJ supo que hace unos años la organización había tenido problemas con ese tal Eduardo… y entonces contrataron a unos tipos con ese tipo de intenciones que… tú sabes, cuando se contratan tipos es por una sola razón… -Osvaldo la invitó a seguir el hilo de sus pensamientos.
-Ya, ya… ¿Querían eliminarlo cierto?
-Bueno… algo por el estilo, el punto es que esos tipo al final terminaron trabajando por cuenta propia, porque tenían sus propios problemas personales con Eduardo. Luego el conflicto se terminó y nadie nunca jamás supo que había ocurrido con ellos, pero…
-¿Pero qué?
-Que han vuelto. O sea, Camila dijo que los había divisado el otro día por el sector sur y no sé me da mala espina. Tengo mis hipótesis.
-¿Ah? A ver dímelas… -Osvaldo entrecerró los ojos. Reticente a seguir dejando que su amiga supiera más de la cuenta. Suspiró.
-Creo que la SSJ puede estar involucrada en la vuelta de esos tipos, y ahora con lo del Estheffi las cosas se van a complicar de veras, ella puede soltar mucho y créeme a ninguno de ellos les conviene tenerla desaparecida.
-Oye… -Laura lo miró pensativa. –Tú si que sabes más de lo que yo creía, es decir, nunca te di tantos detalles de la organización y apenas sabías de la existencia de Estheffi y resulta que hora le sabes hasta el signo zodiacal… ¿A caso hay algo más de lo que debería enterarme?
-Ahora no –le dijo él cortante. El celular de Laura sonó. Lo contestó fastidiada.
-¿Aló? Si, si ya llevo el trabajo… en serio si ya lo tengo casi listo –le dijo a quien estuviera por el otro lado de la línea. -Ya Osvaldo tengo que irme, pero esta conversación no ha terminado para nada… te salvó la campana, tengo que ir a dejar un trabajo, pero espérate que te vuelva a pillar solo –le dijo mientras guardaba su celular y acomodaba unas cosas en su mochila.
-Ok… -le dijo él divertido. Cuando Laura se ponía así, era muy entretenida verla. -Adiós y nos vemos por ahí…
Inmediatamente cerró la puerta de su casa y Laura siguió su camino hacia la micro, de vuelta a la universidad para entregar un trabajo “atrasado”.
Eran ya casi las 20:30, tenía hasta las nueve para entregarlo, por lo tanto la única opción que le quedaba era tomar un taxi y si tenía suerte llegaría a la hora, de lo contrario terminaría golpeada por sus compañeros. Bajó rápidamente hacia la avenida y como siempre cuando se tiende a tener más prisa, los taxis no pasan nunca. Cada dos minutos veía el reloj y nada. De pronto se acordó que por la avenida siguiente pasaba otro número de taxis que también la dejaba en la universidad; no lo dudó y se dirigió hacia allá. Lo malo de ese camino es que tenía primero que atravesar por un callejón muy oscuro y ese sector era algo peligroso.
-Me encantan los callejones, me encantan los callejones…. –tarareaba a medida que llegaba a su objetivo.
Sin embargo una sombra detrás de ella la hizo dudar de su seguridad y comenzó a replantearse la situación. Una voz le habló:
-Oye…
Laura seguía caminando a paso apresurado, muy apresurado…
-Oye…tú –le dijo la voz mientras se aproximaba hacía ella.
Ambos comenzaron a jugara a una pequeña persecución. El tipo llegó mucho antes a la esquina que ella y la enfrentó obstruyéndole el camino. El individuo se quedó parado y ella no se le ocurrió otra cosa que gritar.
-¡Déjame!… estoy apurada –le pidió, tratando de salir de aquel encierro.
-Oye, cálmate… ya me habían dicho que eras muy gritona pero en verdad has superado los rumores con creces… -Laura dejó de forcejear.
¿Qué onda?
Lo miró algo atónita. “Ya me habían dicho…”
-¿Cómo sabes quien soy? –inquirió.
-Me llamo Matías, -contestó el tipo. -¿Daniel no te ha hablado de mí? Lamento haberme presentado de una manera tan particular… pero, ¿tendrías algunos segundos para hablar conmigo un tema muy importante? –el tono que empleaba era muy irónico.
-Estoy muy apurada ahora… -le dijo ella. -Tengo que ir a la universidad a entregar algo y… -hablaba tratando de no ponerse nerviosa.
-Mm… yo preferiría que fuese ahora… a Daniel no le va a gustar si te llama más tarde a la casa y no te encuentra.
-¿Él te mandó?
-Algunos tenemos derecho de guardar algunos secretos –le dijo él susurrándole al oído, muy cerca de ella, casi rozándole la mejilla. Laura tiritó entera. La apariencia de Matías era algo diferente, su pelo desordenado y ese aire de grandeza la ponían más nerviosa aún.
Me está intimidando…
-Dilo luego. –Le invitó Laura. Entre más rápido lo dejara hablar, más rápido terminaría todo.
-¿Te suena el nombre de Estheffi García? Si yo fuera tu diría todo lo que supiera, no es bueno mantener secretos con nosotros y creo que eso lo sabes muy, pero muy bien.

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