Se subieron en un taxi en dirección a una zona más central de la ciudad, lo más lejos posible. Se bajaron en el sector industrial.
-Oye Estheffi, -comenzó a decir Laura cuando se bajaron del taxi y vio que estaban muy solas. -Si lo que quieres es esconderte, bueno… Antofagasta llega mucho más allá que esto, podrías no sé, irte a Juan López –Laura aún no sentía la tensión de su amiga.
-No, aquí estoy bien, créeme, además esta fábrica es grande y Ed— alguien me dijo que… -Estheffi vaciló en seguir contándole.
-¿Ah? ¿Con quién hablaste? –Laura lo preguntó como si ya supiera el nombre de aquel individuo.
-Con nadie, un amigo, me dijo que aquí es seguro y que me iba a mantener protegida, nada más que eso. No tiene mucha importancia. Lo que sí es relevante es que no le digas a nadie que me viste, dame por desaparecida hasta nuevo aviso.
-¡Já! O sea, yo te prometo todo lo que quieras, pero primero me vas a contar que onda… Si no me lo cuentas tú, tendría que pedírselo a Eduardo, es el único amigo que te conozco que empieza con E. –Laura le habló con tono de victoria por haber descubierto su secreto.
-Mm… -refunfuñó Estheffi vencida. -Bueno, para qué te voy a mentir. Le he pedido ayuda a Eduardo, para que me esconda. Se portó muy amable.
-¿Y de qué te escondes?
-Bueno, tengo algunos problemas, mas bien son problemas internos conmigo misma, es decir, me he estado cansando. No quiero seguir en la S.S.J, hay cosas que me molestan. Pero no es llegar y renunciar, eso es imposible. Una vez adentro ya no sales. Así que lo único que se me ocurrió es desaparecerme un tiempo hasta que se me ocurra otra cosa qué hacer…
-¿Qué te aburriste? Pues ya era hora, esa cosa trae puros problemas, aunque no creo que la solución sea escapar, esto puede terminar mal. ¿De quién crees que van a sospechar si despareces? –Estheffi se quedó pensativa.
-Eduardo me dijo que no me preocupara, que a él se le iba a ocurrir algo.
-Como te iba a decir que no –Ironizó Laura –a ese tipo le gusta jugar a las dos caras, creo que…
-Laura, no todas las cosas son como te las cuenta Daniel. Si supieras todas las irregularidades y cosas extrañas que he visto en la organización creo que cambiarías tu punto de vista –Laura no respondió –sólo cálmate y deja que arregle esto a mi manera. Si te lo conté es porque no quería que te preocuparas por mí en todos los días que voy a estar escondida.
-Todo es muy confuso Estheffi, lo que dices tú, lo que dice Daniel… -Laura se angustió.
-Lo mejor es que te mantengas alejada de esto un tiempo y tomes aire, te puedes contaminar de tantas cosas extrañas.
¿Cómo le hago para alejarme de Daniel? No sé hacer eso… No quiero hacerlo.
-En los días que vienen va a haber una nueva emboscada. Estoy segura que si las cosas se complican hasta podría ocurrir una escena de balas, sólo mantente alejada un tiempo, nada más.
-Pero… supongo que lo hacen porque ese tipo al que buscan ¿es malo o no? Ustedes se encargan de mantener todo bien, entonces…
-No te fíes de todo; cuando un perro está hambriento no le importa si come sus propios excrementos o comida para perro… -Estheffi se rió –. Ni nosotros mismos a veces estamos seguros de si la organización trabaja para su propio bienestar… No creo que sean “buenos” por amor al arte… algo deben sacar a cambio. El año pasado en una misión en Guatemala logramos detener el tráfico de más de tres millones de dólares. Había sido la misión con más éxito de los últimos años, pero… un millón de dólares no se registró al final, nadie supo muy bien lo que pasó con eso, hace poco me enteré de que hubieron contactos en secreto entre la S.S.J., y un grupo de dudosa procedencia de los estados árabes, algo sobre las utilidades del petróleo y cosas de ese estilo. Cuando los altos mandos se dieron cuenta de que estaba averiguando, me mandaron a llamar y me “advirtieron” de que mantuviera alejada de lo que no me correspondía, tuve que acatar. Pueden llegar a ser aterradores si le llevas la contra, demasiado… -su rostro palideció.
Laura estaba como en estado de shock, no se imaginaba Daniel haciendo cosas truculentas, bueno, no más de las que ya hacía. Se quedaron en silencio algunos minutos.
-¿En qué mas quieres que te ayude? –preguntó Laura para romper la tensión.
-Solo mantente a salvo, no le digas nada, pero nada a Daniel y… dale las gracias a Eduardo… –Estheffi titubeó.
-¿Qué? –Laura levantó una ceja. -¡No! es que ese tipo me cae como… -Estheffi la miró suplicante. -Bueno ya, ya, haré un esfuerzo… -Laura no soportaba las caras de pena de otras personas. -Pero apuesto a que tu renuncia va más allá de que no te guste la organización, no se porqué, pero creo que mientras más te alejas de la S.S.J., más te acercas a Eduardo.
-Pues… -Estheffi miró hacia el cielo. -Siempre hay algo bueno cuando abandonas algo malo –rió burlona –ah... y dile a tu amiga que ojala también se mantenga al margen, manténganse las dos lo más alejadas posibles, hasta que reclute nueva información más tranquilizadora, pero no lo creo….
-Mm, pero eso se me va a hacer muy difícil, ¡ese tipo es de lo más! – Cálmate, cálmate -En todo caso no creo que sólo te importe la seguridad de mi amiga. Es más, a ti te conviene mantenerla lo más lejos posible…
-¿Y tú qué crees? –le preguntó divertida.
Matías llegó a le media hora después a casa de Daniel, luego de que belén se fuera.
-¡Hombre! Menos mal que estás listo, pensaba que te iba a tener que esperar a que te vistieras y todo…
-Matías ¿podrías no hablar tanto? Cada vez me duele más la cabeza cuando vienes…
-Qué humor… -Matías se volvió serio. -En todo caso, no vine a hacer vida social, es urgente que encontremos a Estheffi…
-Sí, ya sé, pero no se me ocurren lugares en donde se puede encontrar…
-Pero se nos van a tener que ocurrir y rápido, el jefe está que se tira los pelos de la cabeza, la quiere y lo más rápido posible. Tú sabes porqué.
-Sí – Daniel se quedó pensativo – en todo caso aunque no lo parezca, ella tiene mucho tacto, no cuenta cosas y las lanza a los cuatro vientos… menos iría a la compañía contraria.
-No estoy tan seguro. Esa niñita es muy amiga del tal Eduardo, no me gusta eso, no se nos viene bien.
-A nadie se nos viene bien, a nadie… -Daniel apretó fuertemente la mano contra su pierna.
-Oye, pero… -Matías miró a Daniel maliciosamente –tú amiguita es bastante cercana a Estheffi, de más que ella sabe donde podría estar.
Daniel lo miró con odio.
-No la involucres, ella nunca debería haber sabido nada.
-Yo decía no más. Aunque si el jefe se entera de que tienes ese tipo de contactos… no sé, estarías traicionándonos ¿no?
Daniel agarró a Matías del cuello de la camisa.
-Tú te vas a quedar callado, no te conviene hablar, ya sabes que conozco unas cuantas tuyas y de nuestra división… -Matías sonrió nervioso.
-Eh, claro, si yo hablaba solamente…
Daniel lo soltó. Matías se arregló el cuello y miró la hora.
-Deberíamos irnos, ya se nos hace tarde –Matías abrió la puerta de la calle.
-Creo que yo no voy –Daniel estaba sentado en el sillón.
-¿Cómo que no? Están no son mis órdenes, son del jefe, y a él no le gustan…
-Sé lo que no le gusta Matías.
-Pero…
-Estoy seguro de que hoy voy a ser necesario en otro lado. No te preocupes, yo hablo con el jefe.
Matías lo miró con los ojos entrecerrados. Conocía a ese chico, y sabía que lo que estuviera planeando debía ser grande.
-Te ayudo.
-No hace falta Matías, entre menos sean, mejor.
Matías asintió con desánimo y con la cabeza gacha pero sin dejar de notar de Daniel estaba más excitado que antes salió.
Daniel entonces tomó su móvil y marcó un número.
-¿La tienen vigilada? –Esperó con paciencia a que la persona que le hablaba por la otra línea le respondiera, asintió –excelente, por hoy eso es todo. Esperen más instrucciones.
El Otro Lado. Parte 2.
Hace 16 años
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